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París volvió a permitir el baño en el río Sena este sábado, por primera vez desde 1923. La reapertura marca un hito histórico y simbólico para la ciudad, que ha invertido más de 1,400 millones de euros en mejorar la calidad del agua y adaptar la infraestructura fluvial. La medida, además de responder a una promesa asociada a los Juegos Olímpicos, apunta a ofrecer una alternativa sostenible y pública ante el creciente impacto de las olas de calor.
Desde temprano por la mañana, decenas de personas, entre ellas adultos mayores y turistas, se congregaron en las tres zonas habilitadas: Bercy, el muelle de los Celestinos y el puerto de la Tournelle. Estas áreas han sido adaptadas con pontones, escaleras, duchas y vestuarios, y permitirán el acceso gratuito a los bañistas hasta el 31 de agosto, bajo condiciones meteorológicas favorables.
"Es una alegría inmensa. Llevo décadas soñando con esto", expresó Ingrid, una parisina de 95 años que se lanzó al agua junto a su nieta en Bercy. Como ella, otros ciudadanos celebraron la recuperación simbólica del río como espacio público.
La alcaldesa Anne Hidalgo, presente en la inauguración, destacó que esta iniciativa representa “una inversión clave en adaptación climática urbana”. En sus palabras, “con el aumento de temperaturas extremas, las ciudades deben ofrecer espacios naturales para refrescarse”.
Las autoridades parisinas establecieron un sistema de monitoreo riguroso para garantizar la seguridad y salubridad del agua. Un código de banderas –verde, amarilla y roja– informará diariamente sobre la calidad y caudal del río. Los bañistas deberán acreditar que saben nadar, y se contará con vigilancia permanente.
No obstante, la subprefecta Élise Lavielle advirtió sobre riesgos asociados al baño en el Sena, como corrientes fuertes, vegetación sumergida y el tráfico fluvial. “El año pasado hubo trece muertes en el río y este año ya se registran tres”, precisó.
El prefecto regional, Marc Guillaume, aseguró que la calidad del agua es “excepcional”, con niveles de bacterias como E.coli y enterococos muy por debajo de los límites permitidos.
Más allá del centro de París, ya se han habilitado otros cuatro sitios de baño en el río Marne y se prevé que el próximo año se sumen más zonas en la periferia, conforme avancen los trabajos de saneamiento.
El retorno de los bañistas al Sena refleja un cambio de paradigma en la relación entre la ciudad y su río: de canal contaminado e inaccesible a espacio recreativo y resiliente frente al cambio climático.
Fuente: El Economista