Arte y tecnología: la IA desafía la autoría tradicional


 Mosaico

La inteligencia artificial (IA) ha trascendido la generación de imágenes, música o textos para abrir un debate sobre derechos de autor y ética, que involucra desde legisladores hasta académicos.

En la Cumbre del Jaguar, organizada por CoCrea, expertos y líderes del ámbito cultural y tecnológico coincidieron en un punto central: la creatividad sigue siendo humana, pero las máquinas están borrando los límites tradicionales.

“El autor es una persona natural. Sin voluntad creativa, no hay obra protegida”, advirtió Gustavo Palacio, especialista en propiedad intelectual. Su comentario refleja la pregunta que permeó el encuentro: si un poema o una pintura emociona como obra de un artista, ¿qué sucede cuando detrás está solo un algoritmo?

Intervención humana versus autonomía de la IA

Palacio destacó que la protección legal se aplica a la expresión de ideas, no a la simple instrucción a una máquina. “No basta con escribir un prompt; la chispa creativa sigue siendo insustituible”, dijo, aunque reconoció que la legislación deberá adaptarse, como ocurrió con la llegada del cine sonoro o la televisión.

María Alejandra Echavarría, doctora en gestión tecnológica, citó experiencias internacionales que muestran distintos enfoques: India admite coautoría entre humano e IA; Japón sustituye la exigencia de originalidad por creatividad; y en Estados Unidos, cualquier obra no copiada literalmente puede registrarse.

Un caso emblemático ocurrió en Estados Unidos con una historieta generada con imágenes de Midjourney. La autora escribió los prompts, seleccionó las imágenes, redactó los textos y ensambló la narración. Inicialmente, la Oficina de Derecho de Autor aprobó el registro, pero tras el debate público revisó la decisión, reconociendo la autoría sobre los textos y la obra como conjunto, pero no sobre las imágenes generadas por IA.

Echavarría explicó que el núcleo del debate radica en determinar si la IA es herramienta o creadora. “Si la máquina actúa de manera autónoma, no hay derecho de autor. Pero si el humano interviene, edita y reinterpreta, sí puede haber protección”, señaló.

Los ejemplos abundan: poemas corregidos por ChatGPT, canciones con melodías generadas por IA y letras humanas. “Usar la IA como corrector sigue siendo herramienta; permitir que cree desde cero rompe la frontera”, agregó la especialista.

Colombia en el debate global

Desde el auge de las IA en 2022, la discusión se centra en proteger la creatividad humana y garantizar derechos a los artistas. Preguntas clave persisten: ¿cómo compensar a quienes nutren los algoritmos? ¿Quién responde si la IA genera contenido que viola derechos?

Palacio resumió la esencia: “El derecho de autor existe para que quien crea pueda vivir de su obra”. En Colombia, la legislación vigente aún considera únicamente la creatividad humana, aunque este paradigma está cambiando, explicó Echavarría, docente de la UPB.

“No se trata de otorgar derechos a las máquinas ni de escenarios distópicos, sino de actualizar el sistema para incentivar la creación sin desproteger a los autores reales”, concluyó. Citando a la exjueza australiana Annabelle Bennett: “Si nosotros creamos y somos creados, ¿por qué lo que nosotros creamos no podría también crear?”

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