España y Portugal sufren un apagón total que deja a millones sin energía y comunicaciones

 

España

El mayor apagón eléctrico en España de los últimos años desató un caos generalizado este lunes, afectando gravemente actividades comerciales, industriales, servicios de telecomunicaciones, transporte, centros educativos y de salud. Tras el mediodía, millones de personas en España (excepto en las Islas) y Portugal se vieron sorprendidos por la repentina interrupción de la electricidad, lo que dejó sin funcionamiento luces, aparatos electrónicos y servicios esenciales como las llamadas móviles, el acceso a internet y las comunicaciones.

Lo que inicialmente parecía un fallo momentáneo se convirtió rápidamente en una crisis que se prolongó por varias horas, desatando una serie de preguntas: ¿qué causó este apagón masivo y cuánto duraría? En medio de la creciente preocupación por la posibilidad de un ciberataque, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, comunicó que aún no existían pruebas definitivas sobre el origen del incidente.

Mientras los ciudadanos esperaban respuestas, España regresó a una época analógica, con semáforos fuera de servicio, interminables atascos, caminatas por calles sin señalización, autobuses desbordados, hospitales operando a media capacidad, y una incomodidad generalizada. Los restaurantes y hogares vieron cómo sus frigoríficos se descongelaban, los comercios pequeños enfrentaron largas filas por el cierre de grandes supermercados, y los transistores a pilas se convirtieron en la única fuente de información.

Los cortes de luz comenzaron a ser solucionados lentamente a medida que avanzaba el día, pero las autoridades luchaban por ofrecer respuestas claras mientras la población se encontraba desconectada. A las 15:00 horas, Red Eléctrica, la empresa encargada de las conexiones en España, señaló que el suministro eléctrico se restablecería en un plazo de entre seis y diez horas, destacando lo excepcional de la situación: “Nunca había ocurrido algo así, es un incidente absolutamente extraordinario”, indicó la compañía.

Este apagón subrayó una nueva vulnerabilidad, que, aunque parezca increíble, dejó claro el riesgo de futuros apagones. Este incidente no solo dejó pérdidas económicas millonarias, sino que también abrió el debate sobre si se podría haber evitado y quién sería responsable de la falta de previsión ante un escenario tan grave.

El presidente Sánchez, tras más de cinco horas sin claridad sobre la causa, pidió prudencia y alertó a la población de la importancia de no especular. En su mensaje, también pidió reducir los desplazamientos y limitar el uso del teléfono móvil solo a situaciones urgentes. “Es un día difícil, de gran impacto”, comentó el presidente.

A partir de las 13:30, algunos sectores empezaron a recuperar el suministro, gracias a la colaboración de Francia y Marruecos. A las 19:00, Red Eléctrica confirmó que el servicio había vuelto a zonas de Andalucía, Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia, Asturias, Madrid y otras comunidades. Sin embargo, el restablecimiento en las zonas más alejadas del país continuaba durante la noche. Sánchez agradeció la colaboración de los países vecinos.

Ante el colapso, varias comunidades autónomas, como Madrid, Extremadura y Andalucía, solicitaron la declaración de nivel tres de emergencia de protección civil. El presidente aceptó la solicitud, anunciando que gestionaría la crisis en coordinación con los gobiernos regionales.

Aunque las autoridades no ofrecieron información sobre el origen del apagón, se descartó la hipótesis de que se tratara de un ataque cibernético. La Comisión Europea, a través de su vicepresidenta Teresa Ribera, también se sumó a la incertidumbre, indicando que no había indicios de que fuera un sabotaje. El primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, explicó que el apagón comenzó en la red española, aunque las causas precisas aún se desconocen.

Los apagones comenzaron a reportarse a nivel generalizado poco después del mediodía. El impacto fue inmediato: las tiendas no pudieron procesar pagos, los centros educativos y oficinas se quedaron sin energía, y los pasajeros quedaron atrapados en estaciones de tren y aeropuertos. Los servicios de emergencia recibieron miles de llamadas de ciudadanos atrapados en ascensores y vagones de tren.

En cuanto a las telecomunicaciones, se registraron interrupciones significativas en los servicios de móvil, con fallos en llamadas y en aplicaciones como WhatsApp. Las empresas de telecomunicaciones activaron comités de crisis para restaurar el servicio, aunque muchos usuarios aún reportaban problemas de conectividad.

Las Islas Canarias y Baleares no se vieron afectadas por el apagón. Canarias, por ejemplo, tiene sistemas eléctricos independientes para cada isla, mientras que Baleares tiene dos redes separadas: una para Mallorca-Menorca e Ibiza-Formentera.

La interrupción en el suministro eléctrico afectó también al sistema de transporte. Los trenes dejaron de operar a las 12:30, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, informó que no se esperaba la reanudación de los servicios de media y larga distancia durante el día. Cientos de viajeros quedaron varados en estaciones, y los aeropuertos enfrentaron retrasos y cancelaciones. Las aerolíneas reportaron problemas en los controles de facturación y recepción de equipajes, y los controladores aéreos informaron de reducciones de tráfico en los aeropuertos más importantes.

La situación fue especialmente caótica en las grandes ciudades, donde el transporte público, incluidas las redes de metro y cercanías, quedó suspendido. La falta de semáforos y el caos en las calles provocaron enormes atascos. En Madrid, por ejemplo, se cerraron varios túneles de la M-30 y se pidió a la población evitar desplazamientos en coche, ya que el riesgo de accidentes era alto debido a la falta de señalización. La policía tuvo que regular el tráfico manualmente en algunas zonas.

A pesar de la gravedad de la situación, el sistema sanitario pudo seguir funcionando, ya que los hospitales disponen de generadores de emergencia. En hospitales como el Gregorio Marañón en Madrid y el Hospital 12 de Octubre, las intervenciones urgentes continuaron, pero las programadas fueron suspendidas. Se activaron comités de emergencia en algunos centros médicos para garantizar la continuidad de los servicios esenciales.

El apagón también afectó a la industria. Fábricas como las de Seat y Ford detuvieron su producción, mientras que otras industrias, como la petroquímica de Tarragona, activaron paradas de seguridad. El Banco de España estuvo en contacto con las principales entidades financieras para monitorear el impacto del corte de electricidad, aunque las operaciones bursátiles continuaron sin interrupciones.

En Portugal, la situación fue similar, con un apagón que afectó tanto a la red eléctrica como a las telecomunicaciones. El aeropuerto de Lisboa experimentó una gran confusión, y se produjeron retrasos en trenes y vuelos. Los hospitales en Portugal también operaron con generadores de emergencia, pero los trenes y metros quedaron paralizados. La administración portuguesa aún no ha ofrecido una explicación oficial sobre el origen del apagón.

A pesar de los esfuerzos por restaurar el suministro, el apagón dejó en evidencia la fragilidad de las infraestructuras eléctricas en ambos países, y se abren interrogantes sobre cómo prevenir futuros incidentes de esta magnitud.

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