Movimientos sociales siguen apoyando a Petro pese a promesas incumplidas
Colombia
La llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño en agosto de 2022 despertó altas expectativas entre movimientos sociales históricamente marginados. Indígenas, afrodescendientes, campesinos, sindicalistas, población LGBTI, estudiantes y mujeres respaldaron su campaña, atraídos por promesas de políticas inclusivas y reivindicaciones históricas. “Gobernaré con y para las mujeres de Colombia”, afirmó Petro al asumir, y añadió su intención de “buscar una alianza de pueblos afros en América”.
Hoy, a menos de un año de concluir su mandato, la satisfacción de estos grupos es limitada. Las promesas incumplidas y algunos comentarios polémicos del presidente han generado frustración. Maestros denuncian caos en el sistema de salud docente y corrupción; estudiantes critican la eliminación de subsidios y el incumplimiento de condonaciones de créditos; colectivos LGBTI alertan sobre el incremento de la violencia transfóbica; y comunidades afro reportan retrasos en obras de infraestructura y la salida de referentes históricos del Gabinete, como Francia Márquez y Carlos Rosero.
Los desaires públicos han tensado las relaciones. Comentarios de Petro sobre el color de piel de Rosero y la instrucción de organizar manifestaciones han sido percibidos como irrespetuosos. Además, la reforma de 2024 al sistema de salud de maestros generó críticas por fallas en la supervisión de contratos y presunta corrupción en Fiduprevisora, situación de la que Petro se deslindó responsabilizando a los ejecutivos sindicales y a la entidad estatal.
Indígenas, afros, maestros y colectivos LGBTI reconocen avances parciales, pero critican comentarios polémicos y la lentitud en la ejecución de políticas
A pesar de las críticas, el respaldo a Petro se mantiene. Líderes indígenas y afrodescendientes destacan que, aunque las decisiones administrativas no siempre han sido acertadas, se han logrado avances: reglamentación de sistemas de salud y educación propios, implementación de derechos territoriales para comunidades afro y mejoras en el financiamiento escolar y los salarios de docentes. “Hay desánimos, pero la gente sabe que no quiere volver al pasado”, subraya Martha Rocío Alfonso, de Fecode.
El argumento de Petro de que los problemas son responsabilidad de los funcionarios también ha calado en las movilizaciones: consignas como “la culpa es de los ministros, no del presidente” han sido recurrentes. Algunos líderes, sin embargo, reconocen un apego más limitado a la figura del mandatario, especialmente entre comunidades afrodescendientes y activistas LGBTI, quienes valoran la atención a sus demandas pero critican la falta de ejecución efectiva.
El temor a un eventual gobierno de derecha refuerza la unidad estratégica de estos movimientos, que consideran la continuidad del petrismo como un mecanismo para proteger derechos conquistados y avanzar en agendas históricamente ignoradas. “La agenda LGBTI no es de izquierda o de derecha, sino de derechos humanos”, concluye Wilson Castañeda, de Caribe Afirmativo.
Fuente: El País