México
A poco más de dos semanas del revés electoral sufrido por Morena, el mapa político dentro del partido oficialista comienza a reconfigurarse con movimientos estratégicos que marcan el rumbo de sus líderes. En este contexto, Luisa María Alcalde ha intensificado su acercamiento a la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, manifestando un respaldo decidido a las reformas políticas impulsadas por la mandataria.
En conversaciones internas, Alcalde ha dejado claro que Morena no permitirá la reelección de alcaldes en el proceso electoral de 2027, aunque sí abriría esta posibilidad para diputados, reforzando además las políticas de austeridad y lucha contra el nepotismo. Esta postura surge en un escenario donde el bajo desempeño electoral de figuras como Andy López Beltrán —quien mantiene vínculos con Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, defensores públicos del hijo del presidente López Obrador— evidencia la creciente fragmentación y competencia interna por el liderazgo dentro del partido.
La dirigente de Morena apuesta por consolidar su posición cercana a Sheinbaum, convencida de que esta alianza abre nuevas ventanas para su carrera política, mientras se agrava la división con grupos internos vinculados al Partido Verde, que buscan capitalizar el descontento generado por las reformas y favorecer la reelección para ciertos cargos.
Este acercamiento a Sheinbaum no es exclusivo de Alcalde. Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, también ha fortalecido sus vínculos con la jefa de gobierno, al punto de ser considerada en algunos círculos como posible relevo de Rosa Icela Rodríguez, afectada por la baja participación en la reciente elección judicial.
En un movimiento paralelo, Mario Delgado intenta reorganizar su equipo político dentro de Morena, impulsando un grupo leal a Sheinbaum y evaluando reemplazos para operadores que no alcanzaron los objetivos electorales, como Sofía Leticia Ramírez, Néstor Núñez, Jesús Valencia y Efraín Morales, con la intención de optimizar el desempeño electoral en futuros procesos.
Este reacomodo interno refleja una dinámica de poder y estrategia que definirá la agenda política y electoral de Morena hacia 2027, con un claro énfasis en consolidar liderazgos y evitar divisiones que puedan debilitar al oficialismo.
Fuente: La Política Online