El Museo Nacional de Antropología recibe el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025

El Museo Nacional de Antropología recibe el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025

Mosaico

El Museo Nacional de Antropología, una de las joyas arquitectónicas y culturales de México, ha sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025, un reconocimiento a su papel como guardián de la memoria prehispánica y espacio de diálogo entre las raíces indígenas y la modernidad.

Fundado en 1964, el recinto —ubicado en el Bosque de Chapultepec— alberga más de 13 mil piezas arqueológicas y etnográficas distribuidas en 22 salas que narran, desde distintos enfoques, el devenir de las civilizaciones que dieron origen a México. Su estructura monumental, concebida por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, combina simbolismo precolombino y modernismo brutalista, creando una atmósfera que rinde homenaje al pasado mientras interpela al presente.

Es un espacio de reflexión sobre la herencia indígena y un referente global en el estudio de la humanidad”, destacó el jurado del premio, al subrayar la trascendencia del museo como puente entre historia, ciencia y cultura.

Entre sus piezas emblemáticas se encuentra la Piedra del Sol, el célebre calendario mexica que sintetiza la visión cíclica del tiempo y la cosmovisión del pueblo azteca. Esta pieza —que sobrevivió enterramientos, guerras e invasiones— se alza hoy al fondo del recinto, tal como lo describió Octavio Paz: “Entrar al Museo de Antropología es penetrar en una arquitectura hecha de la materia solemne del mito”.

El recinto más emblemático de México es reconocido por su aporte a la preservación del legado indígena

El museo, que ocupa una superficie equivalente a diez campos de fútbol, está organizado en torno a un gran patio central dominado por el “paraguas”, una columna de bronce que sostiene una de las cubiertas colgantes más grandes del mundo, y por un estanque que evoca el antiguo paisaje lacustre de la Gran Tenochtitlan.

La museografía, pionera en su época, busca provocar asombro y respeto. Desde el sarcófago de Pakal, que narra el renacer del gobernante maya como mazorca de maíz, hasta las cabezas colosales olmecas o la reconstrucción del templo de Quetzalcóatl en Teotihuacán, cada sala recrea los cimientos de la identidad mexicana.

Para Leonardo López Luján, director del Proyecto Arqueológico del Templo Mayor, el recinto representa “una celebración del México indígena que dialoga con el pasado y el presente”. Su doble vocación —arqueológica y antropológica— lo convierte en un punto de encuentro entre la memoria ancestral y los pueblos originarios que aún preservan sus tradiciones.

A más de seis décadas de su inauguración, el Museo Nacional de Antropología reafirma su papel como símbolo de concordia y patrimonio universal, un lugar donde la historia no se observa en vitrinas, sino que se siente viva en cada piedra, escultura y relato que custodia.

Fuente: El País

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