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El Estado de Florida aplicó este martes la inyección letal a Kayle Bates, un exmilitar de 67 años condenado por homicidio hace más de cuatro décadas. Con esta acción, Florida alcanza su décima ejecución en los ocho primeros meses de 2025, cifra que representa más de un tercio de todas las penas capitales registradas en Estados Unidos este año.
La administración penitenciaria suministró a Bates un cóctel de tres sustancias: un sedante, un paralizante y un fármaco que detiene el corazón, en la Prisión Estatal de Florida, en Raiford, a las 18:00 hora local (medianoche en España).
Bates había sido condenado por el homicidio en primer grado de Janet White, trabajadora de una oficina de seguros, el 14 de junio de 1982. Según el expediente judicial, secuestró a la víctima en su lugar de trabajo, la trasladó a un bosque cercano, intentó violarla, la apuñaló hasta causarle la muerte y le sustrajo un anillo de diamantes.
La ejecución se realizó a pesar de las solicitudes de más de 130 veteranos de guerra que pedían al gobernador Ron DeSantis suspender la pena capital para exmilitares. Organizaciones como Floridanos por Alternativas a la Pena de Muerte (FADP) y Death Penalty Action criticaron el procedimiento, señalando irregularidades legales y deficiencias en el juicio de Bates, que incluyó un jurado compuesto únicamente por personas blancas.
FADP destacó que Bates pasó más de 42 años en el corredor de la muerte y que su caso evidencia errores graves en el sistema de ejecución capital en Florida, incluyendo la negativa a realizar pruebas de ADN y la asesoría legal insuficiente.
Fuente: El País